Festividades Inventadas

Foto de Jill Wellington

Dijo Katherine Whitehorn “Desde un punto de vista comercial, si la Navidad no existiera, habría que inventarla”. Un poco cínico, si ustedes quieren, pero en el fondo tiene razón.

Desde que el hombre es hombre, ha buscado señales en el cielo para marcar días especiales. La mayoría de monumentos antiguos, desde Stonehenge hasta las pirámides mesoamericanas no eran más que observatorios astronómicos para marcar los solsticios y los equinoccios.

Hoy día, cuando el hombre ya no depende de las estaciones para procurarse alimentos, las festividades “inventadas” cumplen la función de marcar un antes y un después, un día especial para hacer algo, ya sea la limpieza de primavera, la visita al dentista o por fin regalarle ese ramo de flores a la mujer querida y otro para la esposa que también lo agradece.

Hasta donde yo sé, sólo el Día de las Secretarias fue inventado por un publicista para vender tarjetas. Pero todos los demás, destacando particulamente el próximo Día del Cariño, son un producto cultural de la sociedad que necesita esas fechas especiales para hacer lo que de otra manera va dejando siempre para desupués.

Hace tiempo yo me oponía a las fiestas “inventadas”. Ahora que tengo esposa, cuatro hijos preciosos y uno #feo, espero con ansias la llegada de San Valentín, el Día de la Madre, el Día de Padre, el del Ejército, el de la patria, mi cumpleaños y el de todos los demás. Claro, yo podría decirle “te amo” a mi esposa todos los días. Pero si Valentín no me lo recuerda, se me olvida. Y así al menos, el día que mi amadísima consorte me diga que tengo añales de no decirle una palabra cariñosa, le puedo jurar hincado sobre maíces que no ha pasado ni un año desde el anterior 14 de febrero.

You cannot copy content of this page