Eras bueno antes, eres bueno ahora

Foto de Enrique Hoyos

Desde hace mucho tengo conflicto con la idea de “progreso” que nos venden. La idea de “siempre ser mejor” trae atado una conclusión lógica y oscura de la que nunca nos quieren hablar: “eso significa que antes eras peor”.

Esa lucha por “salir adelante”, “avanzar” te hace creer que estás en un mal lugar, física, emocional, económicamente. Y no sería tan malo, si no fuera porque te quieren vender esa insatisfacción permanente como algo bueno. Y no lo es.

El cambio es bueno. Pero no significa que siempre tengas que dejar algo malo. Dejas algo bueno por algo bueno.

Te lo explico de una forma muy sencilla: Imagínate un bebé. Los primeros días no puede ni levantar la cabeza, pero sabemos que está bien, que está sano. A los pocos meses lo vemos arrastrándose por el suelo y nos alegramos al ver su desarrollo. Pronto está gateando, al rato da los primeros pasos y antes de darnos cuenta, ya es todo un hombre y se casa y tiene sus propios bebés. Y todo ha sido bueno.

¿Habría sido bueno, como pretenden los motivadores, que el bebé tuviera sus propios bebés? Es tan ridículo que ni siquiera te lo puedes imaginar, pero eso es lo que te quieren vender todo el tiempo. “Estás mal porque no tienes un BMW” , “estás mal porque no eres el campeón de ventas”, “estás mal porque tu esposa no es una supermodelo”. Siempre estás mal, nunca puedes ser el bebé que gatea, el niño que patea la pelota ni el viejo en su mecedora. Porque todo eso “está mal”.

La verdad es que todo lo que haces está bien y todo lo que hiciste también. Gatear estuvo bien, ir a la escuela estuvo bien, emborracharte por primera vez estuvo bien, y también es bueno que ahora camines, enseñes y hayas dejado el alcohol. Porque cada cosa tuvo su tiempo, cada cosa pasó cuando tenía que pasar, fue bueno entonces, es bueno ahora y será bueno en el futuro.

Esto no es conformismo (ya veo a los farsantes acusándome de conformista, los conozco). Es todo lo contrario. Es dejar atrás lo que debe estar atrás y adelante lo que debe estar adelante. Sin llantos por lo que se fue ni ilusiones vanas por lo que viene. Viviendo el hoy como lo que es (que también es bueno) y no como una grada en la escalera eterna sin destino ni final.

Hace poco una persona a la que admiro le decía a su hija “eres perfecta, no cambies” y me atreví a decirle ¡No! Déjala que cambie, déjala que evolucione, que sea diferente, porque ese es el destino que a todos nos atañe. Cambiar no le quita su perfección a la niña. Cambiar es parte de su vida, de la nuestra, de la del mundo que nos rodea. Cambiar es bueno, porque el pasado fue bueno, el presente es bueno y el futuro tambíen será bueno.

Todo a su tiempo, todo es bueno.

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