Pollo parmentier con tocino

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Una de las ventajas de vivir en un pueblo, es poder ver cara a cara a los comerciantes y disfrutar sus reacciones.  Hoy en la mañana estaba buscando algo qué hacer de almuerzo que además no fuera caro y le gustara a mis hijos y me encontré una receta de pollo parmentier con tocino.

La receta muy sencilla: se pican dos pechugas de pollo con cien gramos de tocino y se saltean durante 3 minutos en la sartén con poquita grasa. Por aparte, se cocinan dos libras de papas peladas y troceadas en agua con sal por diez minutos. Por otro lado, se saltean dos cebollas picadas, dos dientes de ajo picados y una zanahoria en cubitos durante diez minutos, antes de incorporarle el pollo con tocino previamente salteado, con un manojo de perejil finamente picado.  Se deja enfriar y luego se le incorpora un huevo y salpimienta al gusto.

Las papas se machacan con un tenedor, cuidando que no queden muy desechas ni muy espesas.  Se prepara el molde para horno engrasado poniendo una capa de la mezcla de pollo y verduras, y encima una capa de papa machada, coronando con queso rallado.  Se pone al horno 20 minutos a 225 grados y listo.

Todos los ingredientes son muy fáciles de conseguir en el mercado de la esquina de mi casa, excepto el tocino. De hecho, fue el ingrediente más caro, básicamente el 50% del costo y aporta menos del 10% del volumen. 

En fin. Encontré tocino en la carnicería, y al pedirlo el carnicero me pregunta: “¿Va a hacer huevos con tocino?”  Todavía recuerdo su cara cuando le dije: “No, un pollo parmentier con tocino”.  Supongo que sería la primera vez que escuchaba la palabra “parmentier”, no tiene ni la menor idea que es el apellido de un naturalista y sinceramente no creo que vuelva a escucharla nunca más.

Lo que realmente me llamó la atención, en términos de mercadeo y publicidad, es qué limitados vivimos en un mundo donde palabras como “parmentier” evocan alta cocina y restaurantes de cinco tenedores, cuando en realidad la intención de Antoine Parmentier era crear una comida barata al alcance de nosotros los pobres. Verán:  es “parmentier” cualquier plato que lleva mucha papa. Y la papa es barata. Mezclada con cualquier fuente de proteínas, hace una comida abundante y deliciosa por muy poco dinero (comimos seis con menos de diez dólares y sobró más de la mitad).  

Un creativo que se respete, no debería tener miedo de introducir palabras como “parmentier”, “termodinámica”. “crèdito revolvente” o “website” al lenguaje popular. Las palabras ya existen y están allí esperando que alguien haga algo distinto a huevos con tocino para alimentar a su familia.  Y no cuesta caro. 

Si me hubieran preguntado la semana pasada si algún día iba a comer Pollo Parmentier, habría dicho que no estaba loco y que era pobre. Hoy tengo un plato más en mi recetario.  Por cierto, ustedes también. 

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