“Prefiero perder”​, la nueva tendencia

Foto de Andrea Piacquadio

Tengo varios años de estar observando una nueva tendencia en marketing que no termino de entender, para ser honesto: Gente que prefiere perder que ganar.

Es fácil comprenderlo cuando se lo encuentra en una empresa transnacional gigantesca con intereses financieros en muchos mercados que eventualmente necesita descargar el exceso de utilidades con una “pérdida” inflada para bajar impuestos. Tampoco es complicado cuando se enfrenta uno al ejecutivo timorato que prefiere perder que arriesgar. Hasta allí historias tan viejas como el mundo.

Lo que me tiene trastornado es encontrarme con propietarios de negocios (no empleados ejecutivos), haciendo cosas contra toda lógica con el único aparente objetivo de seguir perdiendo. Es como ver ratones infectados de toxoplasmosis, caminando frente al gato como si no estuviera allí. ¿Qué puede estar provocando este fenómeno? Sin entrar a pensar en infecciones cerebrales, me atrevo a especular:

¿Extorsiones? Es común en mi país que los dueños de los negocios estén amenazados para entregar dinero a grupos delincuenciales. Su rango de acción se ha extendido tanto que no sería raro que tuvieran infiltrados en los departamentos contables y supieran exactamente cuáles son las utilidades. No es mala inversión hacer “locuras” con la firme esperanza de salir perdiendo, pero la remota posibilidad de ganar.

¿Creatividad mal encauzada? Ya lo vi antes en el gremio publicitario, no sería raro que hubiera infectado al área de marketing: “Hagamos algo distinto, algo ofensivo, una disrupción”. Aunque hay cierta lógica en buscar resultados diferentes haciendo cosas diferentes, todavía me intriga la tozudez de elegir justamente el plan con menos posibilidades de éxito. ¿Así funciona esto?

¿No recibí el memo? No sería raro que la empresa estuviera facturando en negro y a mí no me han contado. No tienen por qué, pero me gustaría saberlo para no angustiarme.

¿Tendencia? Todos creerían que los negociantes son inmunes a las tendencias de moda, pero no es así. Si en la chismología de marketing se habla mucho de “grandes empresarios” que “pierden millones de dólares”, no es extraño que un “pequeño empresario” quiera formar parte del grupo de perdedores. Retorcido, sí. Extraño, no tanto. Si no fuera por razonamientos tan estúpidos como estos, no existirían los zapatos de tacón.

¿Ha visto este fenómeno? ¿A qué lo atribuye?

You cannot copy content of this page