¿Estamos solos en el Universo?

Foto de Otto Rascon

Recientemente descubrí un fallo evidente en la ecuación de Drake -la que prácticamente predice la inevitable existencia de otra vida inteligente en nuestra galaxia, basado en la enorme cantidad de estrellas que existen en ella- y me di cuenta de qué tan equivocados podemos estar cuando partimos de evidencias insuficientes, aunque las evidencias estén allí a nuestra vista.

Drake falla en varias partes de su fórmula: Primero, estima que el 100% de los planetas puede desarrollar vida. A la vista está que de los planetas y planetoides que podemos ver, sólo uno de cada 30 desarrolló vida (la Tierra, entre 30 cuerpos celestes mayores del Sistema Solar). Sólo con ese dato, sus “diez civilizaciones detectables” en la Vía Láctea se convierten en 0.3, y estoy siendo generoso, admitiendo que cualquier cuerpo celeste de suficiente tamaño tiene probabilidad de albergar vida.

El segundo error es estimar que el 1% de las formas de vida son inteligentes. La realidad evidente en nuestro planeta es que de 9 millones de especies de vida de las que tenemos evidencia, sólo una es inteligente. Eso reduce la cifra de 0.01 que estima Drake a 0.000001, y nos baja su estimado de 0.3 a 0.000003.

Sin ir más lejos, nuestra posibilidad de encontrar vida inteligente en las galaxias que nos rodean se nos ha visto reducida de una total certeza a algo cercano a la imposibilidad. Y todavía falta.

A la luz de lo que tenemos a la vista, no todas las civilizaciones inteligentes han desarrollado medios de telecomunicación. De hecho, sólo una -la occidental- de las civilizaciones de nuestro planeta se ha tomado la molestia de desarrollar formas de comunicación remota. Para todas las demás, su vida estaría perfecta y completa sin el uso de radios ni celulares. No es para nada descabellado pensar que aunque existiera una pujante civilización humana en Neptuno, a los neptunianos les hubiera venido sobrando el uso de las ondas hertzianas y vivan tan felices sin pagar la factura del celular cada mes.

Yo no soy nadie para afirmar o negar que exista vida inteligente en otro planeta. Sólamente quiero señalar que el razonamiento de la ecuación de Drake, sobre la que muchos basan su esperanza de viajar en una nave extraterrestre, es falso o al menos, terriblemente superestimado.

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Para los lectores del futuro que esperen encontrar aquí una cápsula de sabiduría de mercadeo o publicidad, aquí les va: Muchos mercadólogos y publicistas creemos a pie juntillas que si fabricamos una mejor ratonera que el vecino, la gente abrirá un sendero hasta nuestra puerta. No es cierto. Existen allá afuera miles de productos mediocres con excelentes resultados comerciales, cientos de campañas aburridas y poco relevantes; y también millones de productos excelentes y campañas deliciosas que jamás vieron la luz de la popularidad. La evidencia empírica que tenemos ante nuestros ojos no debe ser ignorada.

Mi querido amigo publicista y mercadólogo, haga usted esta sencilla prueba: salga de compras y dígame ¿cuántos productos elige de los treinta mil que le ofrece el supermercado? Esa es su verdadera posibilidad de éxito -y mire que soy generoso: los 30,000 productos del super YA SON exitosos-. Luego, intente hacer una compra por teléfono. ¿Cuántas veces le dieron ganas de colgar porque el telemarketer al otro lado del tubo no supo atender sus demandas? Divida el número anterior entre este y ya se va a acercando a una cifra razonable de sus posibilidades de éxito.

Siga haciendo este ejercicio cada vez que salga de compras. Deje de pensar en lo maravilloso que es su producto y su campaña y fíjese en los elementos que han hecho que usted prefiera hoy comer bananos y no piñas. En la medida que usted descubra cuáles son los factores que hacen SU negocio exitoso, así podrá potenciarlos para encontrar consumidores… o vida en otras galaxias.

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