Casi nunca es más verde el jardín del vecino

Foto de Ketut Subiyanto

A los mercadólogos seguramente esto les causará un shock: No siempre lo que hace la competencia es lo mejor. Es más, normalmente no lo es.

Llevo tres cuartas partes de mi vida rodeado de mercadólogos y publicistas que siempre están viendo el césped del vecino y casi siempre creen que está más verde que el propio. “La competencia lo hace mejor”. “Ellos sí venden” “¿Por qué ellos pueden y nosotros no?”

Me resulta muy difícil demostrarles que no es cierto, que ellos están viendo también sobre la barda y también creen que nosotros lo hacemos mejor. Lograr que lo crean es imposible.

Lo que he observado en la nueva era digital, en la que todos estamos en vitrina y fácilmente nos pueden contar las costillas, es que normalmente el pasto del vecino está más opaco que el nuestro. Quizás sólo es por mi privilegiado punto de vista, quizás los vecinos tienen razón y mi jardín es el más exhuberante, pero cada vez que tengo la oportunidad de asomarme racionalmente al jardín del vecino me doy cuenta que difícilmente mantienen unos pocos hierbajos pintados para que simulen lozanía.

Y esto también pasa en la vida real.

Quizás no te has dado cuenta porque no vives en pueblo chico como tu servidor, pero cuando te asomas a la intimidad de tus vecinos, te das cuenta que todo lo malo que le achacas a tu cónyuge y a tus hijos es nada comparado con lo que están pasando ellos. He oído gritos, he escuchado gente suicidarse, he visto divorcios violentos, he visto gente salir esposada de su casa para meterse a una patrulla. Mientras en tu casa se puede escuchar el zumbido de una mosca, los niños juegan y la señora prepara la cena.

Ninguno de nosotros es perfecto. Pero asumir que todo lo que hace la compe es mejor, es peor.

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